La imagen tradicional de la Andalucía vinícola, que guarda en su milenaria historia un matrimonio singular, por lo exclusivo, con el marco de Jerez, ha vivido en la ultima década lo que algunos han venido a denominar como revolución púrpura, un cambio de look en el que los vinos tintos ya no son meras comparsas en el entramado cultural de esta región sino que comienzan a ocupar puestos de preferencia hasta ahora exclusivos de los vinos nobles.

A ello han ayudado la llegada a tierras andaluzas tanto de proyectos como de figuras mediáticas de la talla de Huerta Albalá o Ignacio de Miguel y Rafael Palacios, respectivamente, que, en su búsqueda de alternativas enológicas en terruños hasta ahora casi denostados, han sido capaces de situar en el mapa vitivinícola español a provincias como Almería, Córdoba o Granada.

Bartolomé Sánchez, subdirector de la revista Mivino y Vinum y uno de los mayores creyentes de las bondades y potencial de estas tierras, nos dará su particular visión de esta revolución púrpura, valiéndose para ello de nombres como Pasoslargos, Taberner, Señorío de Nevada o Finca Moncloa.